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26 may 2010

Los Quietos

No te levantes porque te juro que te hago un escandalo que no te olvidas nunca mas!, le dijo una mina a un pobre chabon ayer en una confiteria. Yo estaba sentado en una mesa a unos metros y pude escuchar claramente la amenaza. Era triste, patetico y vergonzoso, tambien daba miedo ver la cara de la mujer: estaba sacada, fuera de si, era una hiena. En un momento, mientras seguia hablandole a su victima, en voz baja pero firme, me miro bruscamente como amenazandome a mi tambien. Tuve miedo que se diera cuenta de que yo habia escuchado su amenaza y, entonces, caeria yo tambien en la volteada. Ella seguia amenazandolo e insultandolo, lo rebajaba, lo intimidaba,,, lo tenia secuestrado. Secuestrado en la mesa. No se podia mover; si se movia, ella iba a hacerle el escandalo que le prometia y le tenia jurado. El estaba palido, con cara de yo no fui, estaba aterrado. Tenia los ojos abiertos como dos huevos duros, la boca abierta, estaba pasmado, en shock. Yo tambien estaba en shock, o al menos impresionado, todo era muy desagradable, muy agresivo, muy chocante. Ella seguia ordenandole en voz baja, se mordia los dientes y tenia los ojos desorbitados, se acomodaba el pelo obsesivamente a cada rato, fumaba compulsivamente y sorbia el cafe de a poco y sin parar. Pidio otro cafe. El ya habia terminado el suyo y ya no tomaba nada, como cumpliendo una penitencia; tenia la tacita vacia frente a el y no le quedaba ni la soda que te traen gratis en el vasito. El estaba vacio, paralizado, acorralado, preso. Ella seguia y seguia y seguia : "Porque yo de esto me estoy dando cuenta desde hace rato, yo sabia que me escondias algo, sorete de mierda, asqueroso, cobarde, mentiroso, hijo de puta; de esta no te salvas, mierrrda, ladilla humana, poco hombre, porque eso es lo que sos, poco hombre, maricon de porqueria!".
Era realmente muy incomodo y, ademas, daba miedo estar ahi, ser testigo de esa escena tan cruel, tan humillante. Ni siquiera mi curiosidad pudo mas. Me levante ahogado, pague en la caja y me fui.
Mientras caminaba por Santa Fe, me aliviaba y me renovaba. Me sentia como cuando era chico y salia del cine de ver una de terror y necesitaba caminar al aire libre, tomar algo y despejarme para olvidar las imagenes, la sensacion fea de la pelicula, el gustito amargo en la garganta. Caminaba y pensaba. Estaba impresionado por lo que acababa de presenciar : una mujer sometiendo a un hombre, imprimiendole terror, amenazandolo con ventilar algo y hacer un escandalo, y el hombre secuestrado en la mesa.
Pensaba en la cantidad de gente que vive este tipo de episodios, gente que vive en terror, en panico, amenazada, postrada, sometida, reducida. Existen monstruos maquiavelicos que ejercen poder sobre ciertas personas. Las relaciones se establecen asi la mayoria de las veces. Inconsciente o conscientemente hay algunos que no pueden relacionarse si no tienen el poder; hay personas que no toleran la igualdad, el dar y recibir, la armonia; solo soportan y conocen el sometimiento y el dominio hacia el otro, que tambien lo permite.
Estas historias son mas comunes de lo que se piensa. Si comenzamos a observar, en el dia a dia, vamos a ver muchas situaciones de poder y sometimiento a cada rato. Hay relaciones que ya estan pautadas asi, funcionan de esa forma.
Solamente con una mirada hay madres que frenan y postergan a sus hijos, hay maridos que con solo respirar reprimen a sus mujeres, hay dueños que con un gesto dominan a sus perros y compañeritos de escuela que obtienen lo que quieren a traves de amenazas, pactos de silencio, machetes o favores. Entre amigas mujeres es tremenda la competencia por el dominio en el grupo, se traicionan, se trafican secretos e informacion, se compite por la ropa, por el cuerpo, por el estatus social, por el dinero o por los puestos de los maridos. Existe entre hombres tambien una competencia feroz. Hablan de las corbatas de una manera tajante, los zapatos, las tarjetas de credito, los celulares, los autos y la mina que los acompaña. El hombre que invita a sus amigos, lejos de ser generoso, por lo general, es autoritario y, al pagar, tacitamente esta dejando en claro que el que paga manda y que sus caprichos deben ser cumplidos. Todo esto lo puedo comprender. Lo que no termino de entender es como es que el otro lo permite. La pregunta es: Como convive el sometido con su estado? No estoy de acuerdo con las teorias flojas y endebles que tratan de justificar a la victima con argumentos tibios que aluden a su inseguridad, a su personalidad debil, a su bajo pefil o a su caracter introvertido. No creo que este relacionado con la autoestima ni con la falta de orgullo o amor propio. No, pienso que se trata de una falta de respeto hacia uno mismo, una falta de conciencia y percepcion, una falta de responsabilidad tambien. Permitir que un par ponga el cuerpo y su voluntad sobre nosotros, festejar en silencio que nos domine, nos someta y nos maneje a su antojo es imperdonable. Puede ser el principio de una cadena espantosa y tragica de sucesos que nos arruinen la vida, sin darnos cuenta nunca de que todo empezo con aquello que permitimos y que hemos permitido hace tanto tiempo atras. La persona que tolera el maltrato y el dominio es casi suicida, no le importa su vida. Su existencia no es simbolo y sinonimo de un acto digno y meritorio. Acaso le importe una pizca su vida como hecho biologico contrario a la muerte quieta y tiesa. Lo mantiene con vida el hecho de estar respirando, ya que respirar le subraya su lejania y distancia con la muerte atroz, subterranea y eterna, que es a lo unico que le teme. No le teme a la postergacion de su ser, a la humillacion, a no ser y a no tener el valor, el coraje y el orgullo de rebelarse y pelear, dar batalla, morder, torcer, empujar y sacudir al otro hasta ganar su identidad, su entidad, su territorio y, finalmente, su ser integro. No.
Cuando ganan el silencio, el pudor, la conveniencia y la comodidad de la aparente tranquilidad es cuando comienza la traicion a uno mismo y la poca admiracion a nuestro transito por aqui, por lo conocido. Esto es lo conocido, tal vez no haya un mas alla que nos de la oportunidad para dar venganza; venganza a ellos que nos pisaron y a nosotros que lo permitimos, lo sostuvimos y lo celebramos.
Desde una mujer violada hasta un alfeñique peleando con un gladiador, pasando por uno solo contra las masas o un empleado contra su jefe, uno puede dar batalla y ganar o, por lo menos, morir heroicamente y no antes quedar torcido, moldeado, dominado, abusado.
Lo vemos cuando la gacelase retuerce con alma y vida hasta el final en las mandibulas del leon. La gacela no es victima.
Las victimas se quedan quietas y siempre cometen un ultimo acto de cobardia que es llamar monstruo al otro.

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