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3 jul 2010


Las dos. Las tres. Toque tu timbre y no atendias. Volvi a intentar. Era yo. Golpeaba y gritaba que por tu ventana se puede escapar. Pero vos no escuchas, tan colgada que estas viendo una porno sin codificar, donde imaginas que ellos se aman, que tienen la onda que vos no encontras.
Las seis. Las siete. Grité tu nombre, no te rias, es verdad. Era yo, la sombra de un hombre que tres horas antes sintió caminar. Caminé bajo el sol sin mirar hacia atras. Vi los fuegos, me vi en tu ciudad. Diciendote hoy, te presto mi onda. Usala, es mejor, yo te presto mi onda.

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