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13 abr 2010


Anteojos negros de carey, aurículares en la sien, no me escucha, no me ve, y yo puedo observar tranquilo, la playa como un ajedrez, el tipo del Mercedes Benz, que está tirado ahí nomás, tiene una sola cosa en mente, solo una chica tonta más bajo el sol, como una propaganda de bronceador. El sabe como impresionar, caminando como Tarzán, el es Eva y ella Adán, y yo estoy en cualquier planeta, presiento que algo va a pasar, las plumas del pavo real oscurecen hasta el sol, y él se siente rey de la selva. Ellos están con la máquina de mirar, justo en el paraíso para filmar. Yo puedo compaginar la inocencia con la piel, yo puedo compaginar. Yo nací para mirar lo que pocos quieren ver, yo nací para mirar. Ahora él le ofrece una manzana, ahora le insiste de probar, ahora estimula sus membranas por la hot line. En escenarios solitarios la gente se habla un poco más, y hasta dos pobres millonarios se pueden encontrar. Cayeron los auriculares, y los anteojos de carey, la luna baja los telones, es de noche otra vez.

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